A continuación, una falsa contradicción: este es un libro mediocre y me clavé durísimo con él. Es que los gringos son los reyes de la forma narrativa: el arco de la historia, el viaje del héroe, la intriga, el nudo, el desenlace… Son grandes arquitectos, aunque a veces la Catedral esté vacía. “The Empathy Exams” es un compendio de ensayos que tocan temas tan disímiles y atrapantes como los actores que deben fingir un cuadro clínico para que los estudiantes de medicina entrenen sus habilidades diagnósticas y de empatía (de ahí el título del libro), un maratón que sólo 14 personas han podido completar, enfermedades extrañas que los doctores aún no saben si son físicas o mentales, un juicio injusto, y ex prisioneros que ahora dan tours por barrios peligrosos. El problema es que la mayoría de los ensayos se quedan en anécdotas interesantes y bien contadas, nada más.
Jamison intenta enhebrar reflexiones aquí y allá, pero casi todas hacen resonar un mea culpa que cansa: “sé que soy una mujer blanca privilegiada y que eso me quita autoridad para opinar de ciertos temas”. Cansa porque: 1) de cualquier manera nos da su opinión y 2) la manía de disculparse a priori es absurda para una escritora. Una quiere escribir de lo que quiere escribir, y no habría que fabricar justificaciones para ello.
Hay un ensayo maravilloso, que es el último: “Grand Unified Theory of Female Pain”. Jamison empieza en un lugar más o menos conocido, hablando sobre cómo la melancolía y la enfermedad solían ser consideradas características que hacían más bella o interesante a una mujer (por frágil, porque implicaba que necesitaba un hombre fuerte para rescatarla, porque la vaciaba de poder y agencia). Señala cómo nuestra generación (ella tiene 37 años) fue criada para no regodearse en el dolor: no te quejes, no llores a la menor provocación, no querrás parecer histérica, lo peor que una mujer puede ser es melodramática. Y Jamison hace un apunte brillante y agudo: toda esa educación nos ha llevado a ser la generación de la post-herida, adoptando una actitud cínica e irónica ante nuestro propio dolor y el de otras mujeres. La consecuencia de esa actitud es entumecernos en la inteligencia, en la superioridad moral de no sufrir o sufrir menos que otras. Jamison reivindica la posibilidad de sufrir, pero también de ir más allá del dolor. Concluye: “Keep bleeding. Just write toward something beyond blood”.
Kommentare