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Foto del escritorGabriela Solis

Claus y Lucas


Este libro me duró tres días: uno por novela. Así de fascinante es Claus y Lucas, trilogía compuesta por El gran cuaderno (1986), La prueba (1988), y La tercera mentira (1992). Es una obra difícil de explicar porque el argumento no es lineal, el tiempo y el narrador cambian constantemente y las fronteras entre los personajes se desdibujan. Es una historia sobre el horror de la guerra y la soledad, pero también es un artefacto literario increíblemente sofisticado. ¿Cuántas obras pueden combinar esos dos extremos?


Las novelas van creciendo en profundidad y complejidad. El gran cuaderno está compuesta de mucho diálogo y acciones que ocurren en el transcurso de una sola oración. El narrador es un “nosotros”: los gemelos que hablan (y viven) como una unidad. La prosa es seca, sin ningún adorno literario y esa es una apuesta estética para apuntalar una postura filosófica: no se puede embellecer la guerra. Los gemelos hacen ejercicios para “vencer el dolor, el calor, el frío, el hambre, todo lo que duele”.


La prueba es más literaria. Narra la vida de uno de los gemelos, Lucas, después de la última prueba que se ponen los hermanos: la de vivir separados. La dureza de la guerra continúa, pero al ser un solo narrador, Kristof nos permite entrar un poco más en sus pensamientos. La debilidad vital en Lucas, causada por la imposibilidad del amor, es dolorosa sobre todo por cómo la enfrenta: viviendo mecánicamente, recogiéndose y haciendo lo que hay que hacer, aunque no se sepa por qué ni se tenga un sentido de vida.


La tercera mentira es la locura y crea un efecto delirante en el lector: nos hace tanto dudar de todo lo que leímos hasta este punto como aferrarnos a ello en búsqueda de pistas para resolver el rompecabezas. ¿En realidad existieron los gemelos? ¿Se trata de un solo personaje? ¿Cuál es la historia real y cuál la inventada? ¿Importa alguna de estas respuestas?


Me intriga imaginar cómo Agota Kristof construyó este tríptico. ¿Ya conocía la estructura completa desde la primera novela? ¿El argumento se le fue revelando mientras escribía? Parece que asistimos a un crecimiento de la autora a medida que la obra avanza, como si hubiera comenzado mojando tímidamente el dedo de un pie en el río y al final es alguien que nada con tal soltura que hasta se atreve a un par de suertes. Quizá a Kristof, exiliada húngara sobreviviente de la guerra, le pasó lo que explica Claus en algún punto: “Trato de escribir cosas que han ocurrido de verdad pero, en un momento dado, la historia se hace insoportable por su misma verdad y entonces me veo obligado a modificarla. Intento contar mi historia, pero no puedo, no tengo valor, me hace mucho daño. Entonces lo embellezco todo y describo las cosas no como sucedieron sino como yo querría que hubieran sucedido”.

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